Paso a paso, sin estridencias y con notable sensibilidad para otear el panorama cultural, los galardones que concede la Asociación Serondaya, afincada en el valle de Cenera, se han ido convirtiendo en una referencia de primer orden. Entre sus patrocinadores, está la rúbrica de EL COMERCIO, en cuya representación asistió su director, Marcelino Gutiérrez -asimismo miembro del jurado de Artes-. También acudió su antecesor en la dirección del periódico, Íñigo Noriega, hoy al frente del rotativo cántabro 'El Diario Montañés'.
Durante la tarde de ayer en la Casa de la Cultura de Mieres, se realizó la entrega de los premios en los apartados correspondientes a Letras -que obtuvo la librería gijonesa El Bosque de la Maga Colibrí-, Ciencias de la Cultura Humana -que recayó en El Cronicón de Oña (Burgos)-, Gastronomía -que mereció el orensano Lagar de Sabariz- y Artes, recogido por la bailarina y coreógrafa israelí afincada en Asturias, Dana Raz.
El acto se desarrolló en lengua asturiana -presente estuvo Fernando Padilla, director general de Planificación Llingüística y Normalización- y española, fue presentado por Irene Tamargo, siendo amenizado por la soprano Susana Gudín y el pianista José Carril Miranda. En los prolegómenos se ofreció una primicia de la ópera 'Saelia o el hombre que amó a la xana', con partitura de Juan Carlos Casimiro y libreto de Fulgencio Argüelles, impulsor y artifice de los Premios Serondaya, quien intervino a continuación, señalando que «resistir con las poderosas herramientas de la cultura contra la intolerancia, la corrupción, la ignorancia y la deshumanización, es resistir ante la disgregación del presente y ante la fatalidad del futuro».
Glosando a los premiados, se extendió en cada uno de ellos: «El bosque de la Maga es el sueño de las palabras que son mucho más que palabras, porque son palabras que sirven para reconocerse en los otros y para crecer. El arte de Dana Raz es el sueño de pretender comunicar cada sentimiento en el tiempo tributario del cuerpo o con los vientos de la narración corporal. Pilar Higuera (Lagar de Sabariz) escuchó los sonidos de la tierra y soñó que la tierra podía ser generosa, suficiente y digna, soñó que ella podía comunicarse con la tierra. Y en la villa burgalesa de Oña, un sueño colectivo se engancha a la memoria y a la imaginación para añadir sentido a la vida. Detrás de estos cuatro sueños hay cuatro mujeres, y tal vez no sea casualidad. Lara, Dana, Pilar y Berta. Gracias a las cuatro por resistir y por alargar vuestros sueños hasta este momento de esperanza y hasta este espacio cultural».
Lara Meana, propietaria de la librería El Bosque de la Maga Colibrí, que fue la primera en recibir la distinción -escultura de Llonguera y diploma acreditativo- destacó «la importancia de recibir un premio en la propia casa asturiana, porque solemos apreciar poco lo que hacemos en Asturias».
La concejala de Cultura del Ayuntamiento de Oña, Berta Tricio Gómez, resaltó tras la recepción del que corresponde a Ciencias de la Cultura Humana, «la implicación de todos los habitantes y esferas de la sociedad de Oña en el proyecto que representa El Cronicón». Pilar Higuero se confesó emocionada porque el reconocimiento al Lagar de Sabariz proceda «de una asociación cultural». Y quiso recogerlo «en nombre de todos los agricultores que respetan el medio ambiente».
Finalmente, Dana Raz, acompañando la proyección de un video de su arte exquisito, consideró que «el valor de la creación reside en que enriquece nuestra capacidad expresiva». Le entregaron el galardón en medio de un enorme aplauso la escritora Ángeles Caso y la concejala mierense Gloria Muñoz.
Fuente: El Comercio